La Edad Media es un periodo que comenzó con un declive que pronto dio paso a un momento de expansión y desarrollo, sentando las bases de la época moderna. Por suerte, la geografía europea guarda muchos recuerdos del medievo en forma de ciudades. Ya sea por sus imponentes castillos, inexpugnables murallas o sus esbeltas iglesias y torres, tienen una esencia que las hace destacar. Un atractivo que bebe del pasado y que recogemos en este repaso de algunas de las ciudades medievales europeas más bonitas.
1. Civita di Bagnoregio
Entre Roma y Florencia, en la región de Lazio, se encuentra una de las ciudades medievales europeas más especiales conocida como «la città che muore» (la ciudad que muere): Civita di Bagnoregio. Esto se debe a que se encuentra sobre una colina que se va degradando a gran velocidad por la erosión morfológica y la actividad sísmica de la zona.
Frente a la situación de esta ciudad condenada a desaparecer se ha hecho todo lo posible para convertirse en el «pueblo que quiere vivir» y fomentar el turismo de uno de los lugares más bonitos de Italia. Fue fundada hace 2500 años por los etruscos y adentrarse en ella supone viajar en el tiempo con el ambiente medieval que impregna sus calles.
2. Rothenburg ob der Tauber
Este lugar es el ejemplo perfecto de la típica ciudad que ha servido de inspiración para algunas de las películas más conocidas de Disney. Destaca especialmente por su bien conservado centro medieval, uno de los mejores de Europa. Las casas de colores con entramados de madera y las calles adoquinadas estrechas son el mejor exponente de su arquitectura de hace siglos.
La historia de Rothenburg ob der Tauber se remonta al año 970, cuando se fundó la parroquia de Detwang en el Valle del Río Tauber, dando lugar al primer núcleo de población que hoy en día es un barrio más. Años más tarde conseguiría el título de Ciudad Imperial Libre y, hoy, para muchos representa la imagen de la Alemania romántica. Uno de sus rincones más característicos es la Plaza de Plönlein, con las torres de Sieber y Kobolzeller.
3. Frías
Frías, en la provincia de Burgos, es la ciudad más pequeña de España. Sin embargo, desde la época romana fue un lugar muy importante gracias a su ubicación junto al río Ebro. Destacó, especialmente, en la Edad Media con un importante desarrollo económico y la prosperidad de su conjunto monumental. De hecho, al igual que al resto de estas ciudades medievales europeas, su esplendor e importancia estratégica le hicieron ostentar tal título.
La ciudad aparece encaramada a un risco llamado «La Muela». Además de su puente del siglo XIV y las casas colgadas bien conservadas; la iglesia de San Vicente y el castillo destacan sobre el resto. Llama especialmente la atención un torreón que se eleva de forma inaudita sobre la peña que cierra la fortaleza. Una ciudad de visita obligada para todo al que le apasione la historia.
4. Ribeauvillé
Esta ciudad forma parte de la Ruta del vino de Alsacia, una región francesa llena de tradición. Ribeauvillé destaca por sus pintorescas casas medievales y por las ruinas de tres famosos castillos (Ulrichsburg, Girsberg y Hohrappoltstein) que custodian la ciudad. Todos ellos eran propiedad de la familia Ribeaupierre, que también dio el nombre al pueblo.
Ribeauvillé se recorre fácilmente, puesto que todo se concentra en la Gran Rue. Aquí es donde se encuentran las típicas construcciones alsacianas de entramado de madera, muchas construidas entre los siglos XV y XVIII. Son coloridas y su decoración varía según la época del año. Flores en primavera, un cuento de verdad en Navidad y huevos de pascua en Semana Santa.
5. Sighișoara
Esta ciudad medieval de Rumanía, en la región de Transilvania, es una de las más bonitas de toda Europa. Fue fundada en el siglo XII por los sajones y, gracias al buen estado de conservación de su centro medieval histórico, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999. Destacan especialmente las casas de la ciudadela, la Torre del Reloj y su cementerio.
Pero Sighișoara no solo destaca por la belleza que guardan sus calles y edificios; también es conocida por ser la ciudad natal de Vlad Teples o Vlad Drácula, el mismo que sirvió de inspiración para el famoso personaje de Bram Stoker. Por esta razón, Sighișoara también es conocida como la «ciudad de Drácula».