En plena Ruta Romántica alemana nos encontramos con Rothenburg ob der Tauber, una ciudad que parece sacada de un cuento de Disney. Con su centro medieval bien conservado, rebosa belleza y tesoros. Rothenburg es la realización del colorido y romanticismo, con sus casitas a dos aguas de color pastel, balcones llenos de flores y torres que desafían al paso del tiempo. ¿Te atreves a descubrir todos sus secretos?
Rothenburg ha pasado de ser una ciudad imperial privilegiada a una ciudad donde sus habitantes son, prácticamente, los turistas. A lo largo de su historia, esta ciudad del sur de Alemania ha sufrido desastres naturales, guerras y plagas. Un lugar muy especial que se cree que ha estado habitado desde antes del siglo I por los celtas.
La ciudad como tal se origina en 1070, cuando los condes de Comburg-Rothenburg construyeron un temible castillo con vistas al valle del Tauber. De aquí proviene su nombre, Rothenburg ob der Tauber, que significa “fortaleza roja sobre el río Tauber”. Un siglo después, se construyó otro castillo y la ciudad comenzó a desarrollarse con la construcción de las primeras fortificaciones; con el centro en la plaza del mercado y la iglesia de St. Jakob.
En 1250, se inició la construcción de un ayuntamiento gótico que fue destruido en 1501 por un incendio. En su lugar se construyó el ayuntamiento renacentista que hoy se ve en la Marktplatz. Más tarde, en 1274, Rothenburg se convirtió en una Ciudad Imperial Libre por el rey Rudolf de Habsburg. Brilló con fuerza, convirtiéndose en una de las 20 mayores ciudades del Sacro Imperio Romano Germánico.
Pero la guerra de los Treinta Años perjudicó considerablemente a la ciudad. En 1631, una Rothenburg protestante fue tomada por el ejército dirigido por el conde católico Tilly. La convirtieron en una ciudad pobre, casi vacía y que había perdido su importancia. Además, Rothenburg se vio aún más castigada por la peste bubónica.
En 1802, perdió su independencia y pasó a formar parte de Baviera. Era una ciudad fantasma. La buena noticia es que esto facilitó que la arquitectura medieval se mantuviera intacta, llegando a nuestros días su bien conservado centro medieval. De hecho, en el siglo XIX, muchos pintores redescubrieron Rothenburg y se dio a conocer internacionalmente. Aparece en películas como Harry Potter y sirvió de inspiración para el pueblo de Pinocho.
Rothenburg es un destino obligado si se recorre Baviera o la Ruta Romántica de Alemania. Es la ciudad de cuento del distrito de Ansbach por excelencia, con muchos lugares de interés que descubrir. Pasear por sus medievales calles empedradas es imprescindible; sobre todo perderse por las menos conocidas, disfrutando de su esencia.
Posiblemente, el rincón más famoso de la ciudad sea Plönlein, que se traduce como “pequeña plaza junto a una fuente”. Así, Plönlein es el conjunto de la casa amarilla con entramado de madera situada a la entrada del barrio del Spital, la fuente medieval frente a ella y las dos torres de la antigua muralla que se alzan a su izquierda (Siebersturm) y a la derecha (Kobolzeller Tor de 1360).
La Marktplatz o Plaza del Mercado es la plaza central de Rothenburg. En ella se concentra la gente, el mercado semanal, las tiendas y el ayuntamiento de estilo renacentista. En la época navideña, aquí se celebra el mercado de Navidad. Destaca la torre del ayuntamiento, que es el punto más alto de la ciudad y ofrece vistas panorámicas de todo su alrededor. Se construyó para servir de torre de vigilancia de incendios y comunicación con otras torres.
Si subes a la torre, después puedes refrescarte en la bonita fuente de la plaza, llamada Georgenbrunnen o St. Georgsbrunnen. Aunque cuidado, porque no es agua potable. En tiempos anteriores la utilizaban los mercaderes para los animales que se vendían aquí. Desde ella, puedes admirar el impresionante edificio blanco que es el Salón del Senado. Es un encantador edificio medieval, típico alemán, con una torre de reloj.
Esa Torre del Reloj, que en alemán se llama Ratstrinkstube, ofrece espectáculos cada hora en la misma plaza. Al final de cada hora, las puertas se abren para representar la leyenda del maestro caldero, en la que el heroico alcalde salva a su ciudad de ser atacada bebiendo litros de vino.
Por otro lado, Rothenburg ob der Tauber cuenta con las murallas medievales mejor conservadas de Alemania. Algunas partes de las murallas datan de los siglos XIII y XIV. Otras secciones fueron destruidas en la Segunda Guerra Mundial y reconstruidas. En su apogeo, Rothenburg contaba con 70 torres a lo largo de sus murallas. Hoy, la Torre Röder es la única a la que se puede subir. Esta se utilizó como aduana y peaje en el siglo XIV.
En último lugar en este recorrido por los lugares destacados de Rothenburg ob der Tauber hablamos de la iglesia de St. James o St. Jakob, que en español sería la iglesia de Santiago. Como su nombre indica, está situada a lo largo del Camino de Santiago, por lo que es un lugar que cerca de 1000 peregrinos visitan cada año. Fue consagrada en 1484.
Contiene un tesoro artístico muy especial: el retablo de la Santa Sangre, del siglo XV, tallado por Tilman Riemenschneider. A Tilman le consideraba el Miguel Ángel de los escultores de madera alemanes. En Rothenburg creó una de las mejores y más famosas piezas de escultura en madera de Alemania.
Hay muchos más sitios que se pueden visitar en Rothenburg ob der Tauber, como el Museo Medieval del Crimen, el RothenburgMuseum o la encantadora Casa del Herrero. Lo mejor es visitar la ciudad con calma para poder disfrutar de todos sus rincones y empaparte de su esencia medieval que seguro que te transportará a otra época o a un cuento.
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