Distinguida por su impresionante cueva, Afqa es una grieta que se encuentra dentro de un acantilado de 180 metros de altura. Desde la distancia, parece una boca que se abre en la cara de un gigantesco peñasco cubierto de musgo. Sin embargo, lo más sorprendente es que de la boca de la cueva brotan las cascadas de Afqa, que desembocan en el río Adonis, y convierten a este lugar del Líbano en uno de los más bonitos de Oriente Medio.
Afqa y las cascadas
Afqa es un pueblo del distrito de Biblos, al noreste de Beirut en el Líbano, cuyo significado puede traducirse como «fuente«. En efecto, en ella se encuentra una de las mejores cascadas de las montañas de Oriente Medio, que aporta sus aguas al río Adonis y que forma el lago Yammoune. Además, Afqa ha estado relacionada desde la mitología griega con el culto a Afrodita y Adonis.
El río surge de una gran cueva de piedra caliza en la pared del acantilado que almacena y canaliza el agua de la nieve derretida de las montañas antes de soltarla en los manantiales y arroyos de abajo. En Afqa, varios hilos de agua fluyen desde la cueva para formar numerosas cataratas, creando una escena de gran belleza. La cueva tiene más de tres kilómetros de túneles en su interior.
La historia que envuelve a las cascadas de Afqa
Por si fuera poco, las cascadas de Afqa están envueltas en una historia que las relaciona con dioses. Se dice que es el lugar donde Adonis, legendario semidiós de la belleza y el deseo, nació, conoció y besó por primera vez a Astarté (Venus para los romanos y Afrodita para los griegos); y donde posteriormente fue asesinado, al pie de las cascadas, por un jabalí enviado por el celoso marido de esta.
Así, según la leyenda, cada primavera el río se tiñe de rojo con «la sangre de Adonis», renovada cada año en el momento de su muerte. Esto en realidad se debe a que el deshielo inunda el río e impregna sus aguas de un barro rojizo. De esta forma, la primavera es la mejor época del año para realizar excursiones por las cascadas de Afqa. Hay senderos que, tras superar grandes piedras húmedas al acercarse a la cueva, llevan hasta sus aguas y permiten probar su dulce frescura.
Restos de civilizaciones antiguas
Cerca de la cueva, algo más abajo, se encuentran los restos de un templo dedicado a Astarté. Aunque no está claro quién construyó este templo, las columnas egipcias de granito sugieren que debió ser alguien poderoso y rico. El templo fue destruido en el siglo IV por el emperador bizantino Constantino para deshacerse de los cultos paganos. Hoy en día, es un lugar de peregrinación tanto para los cristianos como para los musulmanes chiíes que le atribuyen poderes curativos y fértiles.
Saliendo de las ruinas y bajando por la estrecha carretera asfaltada, hay unas bonitas vistas del manantial y de los dos antiguos puentes de piedra situados al pie de la cascada. De hecho, también se encuentran aquí los restos de un acueducto romano que llevaba las aguas del río Adonis a los antiguos habitantes de Biblos. Según la época del año, se puede subir por la escarpada pared hacia la cueva. En verano, el bajo nivel del agua permite incluso explorar partes de sus túneles.