En la isla de São Miguel se encuentra este pequeño islote que no deja indiferente a nadie. El islote de Vila Franca es el resultado de un antiguo volcán sumergido cuyo cráter, inundado por el agua del mar, forma un círculo casi perfecto. Su forma actual es el resultado de la erosión marina, que ha creado una piscina natural circular comunicada con el mar a través de una pequeña abertura. ¡Una de las joyas naturales más peculiares de Portugal!
El islote de Vila Franca se encuentra en la isla de São Miguel, concretamente en el municipio de Vila Franca do Campo, en la costa sur de esta isla de las Azores. El pequeño islote de origen volcánico está a unos 500 metros de la costa de Vila Franca y a 1200 metros del muelle de Tagarete, en el centro de la ciudad. Desde este puerto hay conexiones regulares con el islote durante el verano.
El islote son los restos visibles de un cono volcánico de hace 4000 años de origen freatomagmático. Se encuentra muy fragmentado por la erosión del mar, los movimientos tectónicos y los asentamientos diferenciales. En su composición predominan el basalto y la toba palagonítica, que da lugar a formaciones rocosas fracturadas verticalmente, donde predominan las columnas y a algunas cavidades submarinas.
El islote de Vila Franca forma un círculo casi perfecto, con un diámetro de 150 metros. Su semicírculo mide 5 o 6 hectáreas y cuenta con una abertura por la que el mar penetra libremente en el cráter. Esa abertura, llamada Boquete, está orientada al norte, es decir, hacia la costa de la isla. Por otro lado, el cráter tiene una profundidad máxima de 20 metros y el punto más alto de la isla es de 62 metros.
Los bordes del cráter forman dos islotes: el Pequenino, en la costa noreste, y el Ilhéu Grande, que constituye la estructura mayor. Sus paredes están recubiertas de vegetación endémica y en su interior hay una piscina natural excelente para nadar y bucear. Como la pequeña abertura de la piscina da a la costa de la isla, impide que entre el mar y mantiene sus aguas más calientes. Además, hay una pequeña playa ideal para pasar el día.
A pesar del suelo escaso, el islote fue cultivado en su día y aún se conservan restos de los antiguos viñedos que ocupaban su parte superior. En 1983, fue clasificado como Reserva Natural por su diversidad de fauna y flora, y desde 2008 su área está protegida para la gestión de hábitats y especies. Como curiosidad, se consideró el lugar ideal para construir un puerto durante varios siglos hasta que se construyó el de Ponta Delgada.
Este lugar único, además de paradisíaco, se ha convertido en una de las principales atracciones de la isla desde que acogió el campeonato mundial Red Bull Cliff Diving. Desde 2009, allí se celebra esta competición en la que se realizan saltos combinados con acrobacias en una caída libre de 27 metros de altura. Por otro lado, una de las formaciones más destacadas del islote es la pila volcánica de 32 metros llamada Farilhão.
La visita al islote de Vila Franca solo se realiza de junio a octubre, con salidas diarias en barco desde el muelle de Tagarete. Su puerto natural y playa son tan populares entre los bañistas que la entrada está limitada a 400 personas por día. Allí hay una zona de aseos y algunas zonas pavimentadas que facilitan la circulación de los visitantes. Gran parte del terreno es irregular y requiere prestar mucha atención.
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