Los cañones, con sus particulares formas moldeadas por la naturaleza, tienen algo especial y el cañón de los Perdidos no podía ser menos. Este cañón que se encuentra en Perú, concretamente al sudoeste del distrito de Santiago, en Ica, es todo un tesoro que no había sido descubierto hasta hace poco, cuando se decidió explorar el lugar y uno de los coches encargados se perdió por el desierto; de ahí su nombre.
El cañón se creó por la erosión del río Seco, que lo moldeaba con las fuertes lluvias que bajaban desde los cerros. Al secarse, el viento fue el encargado de formar las curvas y cavidades del cañón. Además, los estudios llevados a cabo en él sostienen que el cañón de los Perdidos fue un fondo marino que ronda los 20 a 30 millones de años, puesto que se han encontrado numerosos restos marinos fosilizados (ballenas, tiburones, conchas, etc.) en su recorrido.
El resultado de esa erosión es un cañón de unos dos kilómetros en la ruta del casi desaparecido río Seco; con una profundidad de entre 200 y 300 metros. El cañón está seco todo el año menos un mes, en el que se llena del agua de las lluvias. Por otro lado, en el cañón de los Perdidos se distinguen cuatro niveles con diversas particularidades naturales que se han ido formando a lo largo de los varios millones de años que tiene.
La primera zona es la desembocadura con el río Ica, y es la parte con mayor vegetación y varias lagunas. La segunda destaca por tener el “Ojo de Pez”, una especie de pozo de agua estancada, y la “Cara del Puma”, una imagen perfilada sobre la arena. En el tercer nivel se encuentra la formación conocida como el “Tobogán”. Por último, en la cuarta zona, están la “Plaza Caracol” y el “Anfiteatro”; todas ellas formaciones rocosas que asemejan esas formas.
Una de las principales peculiaridades del cañón es su nombre: el cañón de los Perdidos. Este se remonta al 11 de junio de 2011, cuando un grupo de la Asociación de Promoción Turística y Cultural de Ocucaje, APTYCO, organizó un viaje para llegar a este lugar todavía sin descubrir. Se organizaron en dos coches, uno de ellos llegó sin problemas y el otro se perdió por el camino, ya que el recorrido en medio del desierto inhabitado no era nada fácil.
A partir de entonces, el cañón recibió su ahora popular nombre y se convirtió en uno de los principales atractivos turísticos de Perú. Una impresionante formación geológica que, en la actualidad, atrae a incontables investigadores, estudiosos y viajeros de todo el mundo; porque todavía quedan muchas cosas por aprender de esta grieta que se formó en pleno desierto y permaneció escondida desde tiempos prehistóricos.
Para visitar el cañón hay que viajar hasta Ica para partir desde allí a Ocucaje, donde empieza la aventura por zona desértica. Lo más recomendable es visitar el lugar con un guía de turismo que conozca muy bien el lugar; ya que se trata de una zona donde no es difícil perderse y no hay caminos bien señalizados. En Ica, alrededor de la plaza principal, hay muchas agencias que ofertan el tour.
La mayoría de los tours ofrecen recogida en el hotel, información sobre el cañón de los Perdidos durante el trayecto, una parada en Ocucaje, y una parada en el desierto para contemplar las dunas rosadas y la vegetación de la rivera del río que cruza el desierto. La última parada es el esperado cañón de los Perdidos, donde espera una aventura inolvidable por un espectáculo de la naturaleza con millones de años.
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