La gruta de Fingal, que en gaélico escocés significa «cueva de la melodía», es una cueva situada en el islote de Staffa, Escocia. Su estructura es única; en ningún otro lugar del mundo existe una cueva marina compuesta por columnas de basalto hexagonales. De hecho, muchos la comparan con la Calzada de los Gigantes, en Irlanda del Norte, y es que ambas maravillas esculpidas por la naturaleza comparten origen.
Origen de la Gruta de Fingal
Tras visitar la cueva, algunos expertos sostienen que, por la perfección de sus formas, parece haber sido tallada a mano. Sin embargo, la gruta de Fingal es todo un regalo de la naturaleza. Se cree que se formó hace 60 millones de años, por la misma colada de lava que creó la Calzada de los Gigantes en Irlanda. Aquí se origina la leyenda que afirma que, como se componen de las mismas columnas de basalto, una y otra eran los extremos de un enorme camino construido por el gigante irlandés Fionn mac Cumhaill para llegar a Escocia y combatir con su rival Benandonner.
La leyenda, desde un punto de vista geológico, parece correcta. La colada de lava pudo haber formado un puente entre los dos lugares; pero sucedió hace 60 millones de años y muchos factores han moldeado ambos lugares desde entonces. Así, la gruta de Fingal, con la superficie superior e inferior de la lava solidificada, habría experimentado procesos de contracción y fracturación; originando un patrón tetragonal y pasando a otro de fractura hexagonal regular con fracturas perpendiculares a las superficies que se habían enfriado.
Conforme el enfriamiento avanzaba, las grietas se extendían hacia el centro de la colada; formando las largas columnas hexagonales que se pueden observar en la actualidad. Por otro lado, la presión y la fuerza del mar habrían abierto una fisura que, con la continua acción de las olas golpeando la isla durante millones de años, se habría ido erosionando hasta originar la apertura que dio lugar a la cueva y permite apreciar el interior de esta increíble formación.
Origen del nombre
Tras la leyenda que conectaba la gruta de Fingal con la Calzada de los Gigantes, antiguos irlandeses y escoceses celtas conocían a la primera como Uamh-Binn o «la cueva de la melodía». Pero todo cambió en 1772, cuando el naturalista Joseph Banks la redescubrió y captó la atención del mundo angloparlante. Banks llamó a la cueva «Gruta de Fingal«, en honor al héroe Fionn mac Cumhaill, que se había hecho muy conocido gracias al poema del escocés James Macpherson.
Sin embargo, fue el compositor romántico alemán Felix Mendelssohn quien, tras visitarla en 1829, escribió la obertura «Las Hébridas» inspirándose en los ecos de la cueva y la catapultó a la fama. Escritores como Julio Verne, William Wordsworth y John Keats, y el pintor J. M. W. Turner con su obra Staffa, Fingal’s Cave, se dejaron cautivar por los encantos de la gruta y la popularizaron a niveles mundiales.
Características de la gruta de Fingal
La cueva cuenta con 22 metros de alto y 70 de profundidad, pero sin duda lo que más destaca es su forma y las increíbles columnas hexagonales de basalto. Estas últimas, en forma de pilares de seis lados, conforman sus paredes y se elevan sobre el nivel del agua. También es posible encontrar columnas con forma de triángulo u octaedro, ya que pueden variar según el grado de erosión o cristalización de la lava que hayan recibido.
Otra de sus increíbles particularidades son los sonidos que se crean dentro de la gruta. Gracias a su techo arqueado y creado de forma natural, el eco generado por las olas del mar que rompen en la cueva parece un cántico de hipnótica melodía. Para muchos, estos sonidos estremecedores son comparables a los sonidos que se escuchan en una catedral. Una experiencia que impacta a todos aquellos que visitan la cueva y que permanecerá en su memoria para siempre.
Cómo llegar
Para visitar la gruta de Fingal existen una serie de excursiones diarias a la isla de Staffa y a la propia cueva; la mayoría de las cuales visitan también las Islas Treshnish o Iona. Suelen ser de un día completo y permiten contemplar espectaculares vistas de la costa, impresionantes paisajes montañosos y la rica fauna que ofrecen las islas escocesas. La mejor época para visitar la cueva es entre abril y septiembre.
Si el tiempo lo permite, algunas agencias permiten desembarcar en la isla de Staffa y recorrer a pie la distancia que la separa de la gruta de Fingal. La hilera de columnas de basalto forma una pasarela justo por encima del nivel del agua y permite explorar la zona a pie. Es imprescindible llevar buen calzado, puesto que el agua hace que la superficie resbale considerablemente. Sin duda, una de las mejores excursiones que se pueden hacer en Escocia.