Las grandes ciudades turísticas de Italia atraen a millones de visitantes cada año, y con razón. Pero este país tan diverso está repleto de destinos gloriosos y menos conocidos, muchos de los cuales se encuentran fuera de las rutas habituales. Esta es nuestra selección de algunas de las mejores ciudades pequeñas y pueblos más bonitos de Italia, que abarcan comunidades pesqueras tranquilas y bañadas por el sol, espléndidos bastiones del Barroco y escenarios medievales en las colinas.
Portofino, Liguria
Si quieres ver un Portofino de ensueño sin multitudes, tienes que visitarlo en los meses de invierno, pero incluso cuando está repleto de excursionistas, este escenario costero es increíblemente bonito. Las casas de color ocre, las cafeterías y los restaurantes envuelven el profundo corte de un puerto natural como si fuera un escenario, con las colinas boscosas ocultando las villas de los Agnelli y Dolce & Gabbana. ¡Qué mejor manera de comenzar esta lista de los pueblos más bonitos de Italia!
Matera, Basilicata
Resulta difícil creer que Matera, situada en la poco visitada región de Basilicata y que ahora brilla por su etapa de 2019 como Capital Europea de la Cultura, fuera una de las ciudades más pobres de Europa occidental hasta la década de 1950. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el panal de antiguas viviendas cueva (sassi) que se encuentra bajo la ciudad medieval de color miel está ahora en gran parte restaurado y ocupado por galerías, restaurantes y hoteles. Pero para hacerse una idea de cómo debía ser la vida en las cuevas, puedes visitar la Casa Grotta di vico Solitario.
Cetara, Campania
Para experimentar lo que debía ser la Costa Amalfitana antes de que llegaran las multitudes, hay que dirigirse al este de Amalfi, al pequeño puerto pesquero de Cetara, famoso por su producción de anchoas saladas y su subproducto, la salsa de pescado colatura, similar al garum romano. Como muchos de los pueblos de esta zona, los edificios de color pastel de Cetara se aferran a un profundo desfiladero natural, y su inclinada calle principal conduce a una pequeña playa de arena y a un puerto en funcionamiento.
Pietrasanta, Toscana
Situada justo en el interior de la amplia franja de playas de la Versilia, al norte de Pisa, y respaldada por los majestuosos Alpes Apuanos, ricos en mármol, la vieja y apacible Pietrasanta ha sido durante mucho tiempo el hogar de una vibrante comunidad de artistas y escultores, y sus fundiciones de bronce y estudios de mármol han atraído a famosos artistas. Fuera de temporada, es una ciudad tranquila, pero más concurrida cuando el clima es cálido, cuando un público fresco y artístico llega desde la costa para explorar sus galerías y boutiques independientes y tomar algo en la encantadora Piazza del Duomo.
Orta San Giulio, Piedmont
El más pequeño de los lagos italianos, el estrecho Lago d’Orta, tiene un aire bucólico y es mucho menos turístico que Como y Maggiore. Situada en un pequeño promontorio en su orilla sureste, el encantador pueblo medieval de Orta San Giulio es un conjunto de antiguos edificios de piedra y callejuelas empedradas construidas en torno a la Piazza Motta, lugar de encuentro a orillas del lago, repleta de cafeterías. Se dice que San Julio llegó flotando a la isla en su manto para desterrar a las serpientes y los dragones, tras lo cual estableció una iglesia, la actual Basílica, fundada en el año 392 d.C.
Montefalco, Umbria
En el mundo del vino, la pequeña y encantadora ciudad medieval de Montefalco es sinónimo de Sagrantino, el vino tinto local de gran cuerpo y muy apreciado, cuyas vides tiñen las colinas circundantes de un rojo rojizo intenso justo antes de la vendimia. Conocida como «el balcón de Umbría» por sus extensas vistas, la ciudad tiene cinco puertas de entrada, cada una de las cuales conduce, a través de un camino empedrado, a la plaza central, de forma redonda. Un lugar muy especial que se ha colado entre los pueblos más bonitos de Italia.
Chioggia, Veneto
El antiguo puerto de Chioggia se encuentra en el extremo sur de la laguna veneciana, con los picos nevados de los Dolomitas como telón de fondo. Esta Venecia en miniatura, con sus canales y sus viejos edificios, alberga una enorme flota pesquera: las mañanas en el muelle son un hervidero de barcos de arrastre que regresan de la pesca nocturna y de clientes que miran las cajas de criaturas marinas destinadas a ser subastadas en el mercado local. La hora de comer se caracteriza por el olor a pescado frito que emana de las trattorie locales.
Gallipoli, Puglia
El nombre de esta ciudad blanqueada por el sol en la costa jónica de Apulia deriva acertadamente del griego que significa «ciudad bella». Encaramada en su propio islote y unida a tierra firme por una calzada, su compacto centro histórico revela un laberinto de casas encaladas de tejado plano, patios barrocos, estrechos pasajes arqueados, algunas gloriosas iglesias y una fortaleza angevina del siglo XIII. Abundan los buenos restaurantes y destaca el reluciente mar turquesa con algunas de las playas más bellas de Italia.
Carloforte, Isola di San Pietro
La diminuta Isola di San Pietro se encuentra a una hora escasa de ferry del suroeste de Cerdeña. Carloforte es su capital, una pequeña y colorida ciudad portuaria fundada por pescadores de coral genoveses-tunecinos y hogar de una comunidad que habla el dialecto ligur. Aquí tiene su base una de las flotas pesqueras de atún más importantes del Mediterráneo, y la ciudad celebra su patrimonio culinario cada mes de mayo con el festival Girotonno. Muy cerca, se encuentran playas de arena bañadas por aguas transparentes.
Noto, Sicilia
Cerramos la lista de los pueblos más bonitos de Italia con Noto, en el soleado extremo sureste de Sicilia. Esta ciudad dorada es un magnífico ejemplo del glorioso estilo barroco siciliano. Reconstruida en gran medida tras el devastador terremoto de 1693, en la actualidad es muy popular entre los diseñadores y los amantes de la moda que frecuentan las cafeterías y los restaurantes de moda. Para los amantes de la gastronomía, la principal atracción es el maravilloso Caffè Sicilia, de estilo retro; los helados, el granito y los pasteles del chef Corrado Assenza están entre los mejores de Italia.
